domingo, 14 de agosto de 2011

La meditación, el silencio, la fiesta y la alegría conviven pacíficamente entre los grupos de peregrinos

Día de intenso calor el vivido ayer sábado en la provincia de Ávila. Sin embargo, las altas temperaturas no fueron obstáculo para que los 4.000 peregrinos albergados en toda la diócesis (casi 3.000 de ellos en la capital) disfrutaran del segundo día de trabajo preparado por la organización de estos Días en las Diócesis.

El silencio fue el verdadero protagonista en muchos momentos del día. Y es que, si bien la masiva confluencia de jóvenes trae consigo el bullicio y la alegría a nuestras calles, el hecho de que participasen en un retiro espiritual teresiano nos hizo caer en ese contrarste de ruido – meditación. El director del Centro Internacional Teresiano Sanjuanista, Fco. Javier Sancho, había preparado un retiro sobre la figura de Santa Teresa, para que nuestros peregrinos conocieran más en profundidad su espiritualidad, aquella que nos ha dejado como legado por siglos.



El esquema del trabajo fue prácticamente el mismo que la jornada anterior: mientras unos grupos realizaban el retiro, otros se dedicaron a visitar los lugares teresianos, o bien a realizar las actividades lúdicas programadas (un juego de pistas de espionaje por la ciudad, o una gymkana deportiva en un parque a las afueras de la misma). Y viceversa. Así, todos los grupos pudieron completar todas las actividades previstas durante toda la jornada.


Y, de nuevo, el bullicio. Pero un bullicio sano, contagioso, festivo. Las comidas y las cenas se convierten en improvisados salones de bailes, donde se realizan las coreografías más diversas. Muestra clara de la alegría que traen estos chicos, y que contagian a quienes les rodean. Por último, ya por la noche, todos los peregrinos disfrutaron del espectáculo de luz y sonido que había organizado en la muralla la Universidad Católica de Ávila, con motivo del Congreso Mundial de Universidades Católicas que se está celebrando también en estos días. Un bello montaje que convirtió la fortaleza amurallada en un vivo lienzo de colores, que plasmaba la historia de la Iglesia y de las universidades católicas, al tiempo que recordaba en imágenes la visita a ese mismo punto de la ciudad hace ahora 29 años del Beato Juan Pablo II. Acontecimiento que podrá revivirse en ese preciso lugar en la Eucaristía multitudinaria de mañana que pondrá el punto final a cuatro días intensos pero muy satisfactorios.

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